La actualidad nos muestra como el rol de empleado/a está cambiando. Cada vez más, las prioridades del trabajador o la trabajadora cobran protagonismo y son susceptibles de crear conflicto con los requisitos de las empresas. En este momento, la renuncia silenciosa o “quiet quitting” entra en escena limitando el desempeño o la productividad de la persona.

 
¿Qué entendemos por renuncia silenciosa?
 

Este concepto puede asociarse a una situación en que el/la trabajador/a busca una mayor conciliación entre vida personal y laboral, reconocimiento o mejora de condiciones laborales a fin de garantizar su bienestar.

 

Son muchas las personas que alguna vez experimentan durante su trayectoria profesional circunstancias que les acercan a un agotamiento o estrés. El conocido estado de "burnout" (quemado) deriva en un desgaste que afecta a su energía o estado de ánimo.

 

Este factor fomenta una fuga de talento dentro de las empresas. No obstante, este puede ser evitado prestando atención a la calidad del clima laboral y atendiendo de forma adecuada al personal para promover un entorno y condiciones más favorables.

 
¿Cómo reconocer la renuncia silenciosa?
 

Identificar las principales causas que llevan a situaciones en que alguno de los miembros del equipo pueda experimentar desasosiego o insatisfacción en su trabajo, contribuirá a evitar la renuncia silenciosa. Desde el área de Recursos Humanos, cada vez más organizaciones trabajan de forma activa para reconocer este tipo de circunstancias, empleándose en prevenirlas con métodos que ayuden a definir el grado de integración, satisfacción o productividad de los/las empleados/as.

 

Algunos de los conceptos que pueden contribuir a identificar signos de alarma, se centran en el análisis de los siguientes elementos:

 
  • Comunicación. El aislamiento social suele ser común en personas que se sienten mal en su entorno laboral. Mostrarse distante o evitar la participación en actividades grupales puede crear tensión o falta de comunicación entre el equipo.
  • Asistencia. El absentismo laboral o la falta de puntualidad pueden indicar desinterés. Esto transmite una falta de responsabilidad que en ocasiones puede asociarse a incomodidad o malestar en su entorno de trabajo.
  • Calidad. La baja productividad, la falta de iniciativa o la disminución de la dedicación afectan directamente a la calidad del trabajo realizado. Sin duda, esto demuestra una falta de atención y esfuerzo susceptible de ser analizado.
 
¿Cómo prevenir la renuncia silenciosa?
 

La adaptabilidad o la flexibilidad son habilidades clave para cualquier trabajador/a. De igual forma, promover este tipo de conceptos como organización, puede ayudar a retener talento y garantizar la continuidad de los/las trabajadores/as.

 

Para ello, existen algunas medidas para frenar situaciones que deriven en la renuncia en un trabajo:

 
  • Desarrollo profesional. Fomentar el aprendizaje continuo o posibilitar las oportunidades de crecimiento dentro de la empresa, ayudan al equipo en su interés o motivación. Ofrecer programas de capacitación o planes de carrera permite a profesionales sentirse más comprometidos dentro de la organización y participar para crear entornos de trabajo saludables y colaborativos.
  • Canales de comunicación y evaluaciones. Establecer una comunicación abierta dentro de la empresa permite a cada empleado/a disponer de medios donde expresar sus preocupaciones y sentirse escuchados. De igual forma, incorporar encuestas de satisfacción y recursos que permitan evaluar el compromiso de los/las trabajadores, sus necesidades u opiniones, hace posible identificar de forma más eficiente aquellas áreas o temas de mejora.
  • Reconocimiento. El esfuerzo y la dedicación son aspectos que necesitan ser valorados. Reconocer y recompensar por un trabajo bien realizado incrementa la motivación y el compromiso del equipo incentivando por la obtención de resultados positivos.
  • Flexibilidad. Siempre que sea posible, posibilitar las opciones de teletrabajo o modelo de trabajo híbrido, puede ayudar a mejorar la conciliación entre vida personal y laboral. De igual forma, la consideración de adaptar horarios, también puede beneficiar al o la trabajadora.
 

Mantener un buen ambiente de trabajo es indispensable para que cualquier equipo se sienta cómodo. Es responsabilidad del o la trabajadora realizar un buen trabajo, pero es también deber de la empresa garantizar unas condiciones laborales que contribuyan a este buen hacer de cada trabajador/a. Promover así un clima laboral y unas características que beneficien ambas partes, puede ayudar a reducir la renuncia silenciosa y la fuga de talento.

 
¿Alguna vez has experimentado la renuncia silenciosa? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

 

 

 

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Image: www.freepik.es

 

La renuncia silenciosa